A la sombra del Omnipotente
1 El que habita al abrigo del Altísimo
y se acoge a la sombra del Omnipotente,
2 dice al Señor: «Tú eres mi esperanza, mi Dios,
¡el castillo en el que pongo mi confianza!»

3 El Señor te librará de las trampas del cazador;
te librará de la peste destructora.
4 El Señor te cubrirá con sus plumas,
y vivirás seguro debajo de sus alas.
¡Su verdad es un escudo protector!

5 No tendrás temor de los terrores nocturnos,
ni de las flechas lanzadas de día;
6 no temerás a la peste que ronda en la oscuridad,
ni a la mortandad que destruye a pleno sol.
7 A tu izquierda caerán mil,
y a tu derecha caerán diez mil,
pero a ti no te alcanzará la mortandad.
8 ¡Tú lo verás con tus propios ojos!
¡Tú verás a los impíos recibir su merecido!

9 Por haber puesto al Señor por tu esperanza,
por poner al Altísimo como tu protector,
10 no te sobrevendrá ningún mal,
ni plaga alguna tocará tu casa.

11 El Señor mandará sus ángeles a ti,
para que te cuiden en todos tus caminos.
12 Ellos te llevarán en sus brazos,
y no tropezarán tus pies con ninguna piedra.
13 Aplastarás leones y víboras;
¡pondrás tu pie sobre leones y serpientes!

14 «Yo lo pondré a salvo, porque él me ama.
Lo enalteceré, porque él conoce mi nombre.
15 Él me invocará, y yo le responderé;
estaré con él en medio de la angustia.
Yo lo pondré a salvo y lo glorificaré.
16 Le concederé muchos años de vida,
y le daré a conocer mi salvación.»
Dios nos protege
SALMO 91 (90)
1 Vivamos bajo el cuidado
del Dios altísimo;
pasemos la noche bajo la protección
del Dios todopoderoso.
2 Él es nuestro refugio,
el Dios que nos da fuerzas,
¡el Dios en quien confiamos!

3 Sólo él puede librarnos
de los peligros ocultos
y de enfermedades mortales;
4 solo bajo su protección
podemos vivir tranquilos,
pues nunca deja de cuidarnos.
5 Ni de día ni de noche
tendremos que preocuparnos
de estar en peligro de muerte.
6 Ni en las sombras de la noche,
ni a plena luz del día,
nos caerá desgracia alguna.
7 Tal vez a nuestra izquierda
veamos caer miles de muertos;
tal vez a nuestra derecha
veamos caer diez mil más,
pero a nosotros nada nos pasará.
8 Con nuestros propios ojos veremos
cómo los malvados reciben su merecido.

9 El Dios altísimo
es nuestro refugio y protección.
10 Por eso ningún desastre
vendrá sobre nuestros hogares.
11 Dios mismo les dirá a sus ángeles
que nos cuiden por todas partes.
12 Los ángeles nos llevarán en brazos
para que no tropecemos con nada;
13 andaremos entre leones y serpientes,
¡y los aplastaremos!

14 Dios dice:
«Mi pueblo me ama y me conoce;
por eso yo lo pondré a salvo.
15 Cuando me llame, le responderé
y estaré con él en su angustia;
lo libraré y lo llenaré de honores,
16 le daré muchos años de vida,
y lo haré gozar de mi salvación».