Castigo contra los idólatras
1 Algunos de los ancianos de Israel vinieron a verme, y se sentaron delante de mí.
2 Entonces la palabra del Señor vino a mí, y me dijo:
3 «Hijo de hombre, en lo íntimo de su corazón estos hombres adoran a los ídolos. ¡En la cara se les ve el tropiezo de su maldad! ¿Y todavía he de permitir que vengan a consultarme?
4 Habla con ellos, pero diles de mi parte que yo, el Señor su Dios, he dicho: “A los israelitas que en lo íntimo de su corazón adoren a los ídolos y lleven marcado en el rostro el tropiezo de su maldad, y vengan a consultar al profeta, yo el Señor les responderé conforme a la multitud de sus ídolos,
5 y recuperaré el corazón del pueblo de Israel, pues por causa de sus ídolos se han apartado de mí.”
6 »Por lo tanto, dile de mi parte al pueblo de Israel: “Apártense de sus ídolos y vuélvanse al Señor su Dios. Vuélvanles la espalda a todas sus acciones repugnantes.”
7 Porque si algún israelita, o algún extranjero que habite en Israel, viene en busca del profeta para consultarlo y preguntarle por mí, yo mismo le responderé, si es que se ha apartado de mí, y en lo íntimo de su corazón adora a los ídolos, y lleva marcado en el rostro el tropiezo de su maldad.
8 Yo me opondré a ese hombre, y lo pondré por ejemplo y escarmiento, y lo expulsaré de mi pueblo. Así sabrán que yo soy el Señor.
9 »Y si el profeta es engañado y profetiza, será porque yo, el Señor, lo engañé. Así que descargaré mi mano sobre él, y lo expulsaré de mi pueblo Israel.
10 Pero los dos recibirán el castigo de su maldad, lo mismo el profeta que quien lo haya consultado,
11 para que el pueblo de Israel no se aparte más de mí ni se siga contaminando con todas sus rebeliones, sino que sea mi pueblo y yo sea su Dios.»
—Palabra de Dios el Señor.
El castigo de Jerusalén es justo
12 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:
13 «Hijo de hombre, si la tierra se obstinara en pecar contra mí, yo descargaría mi mano contra ella y le cortaría el abasto de pan para que sufriera de hambre, y acabaría con hombres y animales.
14 En caso de que allí vivieran Noé, Daniel y Job, solo estos tres hombres se salvarían por su justicia.
—Palabra de Dios el Señor.
15 »Y si yo hiciera que los animales feroces recorrieran la tierra para asolarla, y esta quedara tan asolada que por causa de esas fieras nadie se atreviera a pasar por ella,
16 yo, su Señor y Dios, les juro que, si estos tres hombres vivieran en la tierra, ni sus hijos ni sus hijas saldrían bien librados; solo ellos se salvarían, y la tierra quedaría desolada.
17 »Y si yo mandara a la espada para atacar a la tierra, y le ordenara: “Espada, recorre la tierra y destruye a hombres y animales”,
18 yo, su Señor y Dios, les juro que, si estos tres hombres vivieran en ella, ni sus hijos ni sus hijas saldrían bien librados; solo ellos se salvarían.
19 »Y si yo enviara peste sobre la tierra y descargara sobre ella mi enojo y les quitara la vida a hombres y animales,
20 yo, su Señor y Dios, les digo que si Noé, Daniel y Job vivieran en ella, ni sus hijos ni sus hijas saldrían bien librados; solo ellos se salvarían por su justicia.»
21 Por lo tanto, así ha dicho Dios el Señor:
«¿Y no será peor cuando yo envíe contra Jerusalén mis cuatro castigos terribles, es decir, la espada, el hambre, las fieras y la peste, para acabar con todos sus hombres y animales?
22 Sin embargo, voy a dejar en ella un remanente de jóvenes y doncellas, que serán llevados a otro país. Pero ellos volverán a ustedes, y ustedes verán su conducta y sus acciones, y así se consolarán del mal que envié sobre Jerusalén y de todo lo que la hice sufrir.
23 Cuando ustedes vean su conducta y sus acciones, reconocerán que había razón en todo lo que hice contra ella.»
—Palabra de Dios el Señor.
Mensaje contra los que adoran ídolos
1 Algunos de los jefes de Israel vinieron a verme. Cuando llegaron, se sentaron frente a mí. 2 Entonces Dios me dijo:

3 «Dime, Ezequiel, ¿cómo voy a darles un mensaje a estos hombres, si no piensan más que en hacer lo malo y en adorar a esos ídolos malolientes? 4 Más bien, ve a decirles de mi parte lo siguiente:

“El Dios de Israel dice que ustedes no piensan más que en hacer lo malo y en adorar a esos ídolos malolientes, ¡y también van a ver al profeta para consultarme por medio de él! Pero como respuesta recibirán el castigo que se merecen, por adorar a tantos ídolos. 5 Quizás así se arrepientan de haberme abandonado por adorar a esos ídolos”.

6 »A los israelitas les dirás de mi parte:

“Dejen ya de hacer lo malo, abandonen a sus ídolos y vuelvan a obedecerme. 7 Mi respuesta a todos los israelitas, y a los extranjeros que viven en Israel, es la siguiente: Ustedes les preguntan a los profetas por mis mensajes, pero se han alejado de mí para adorar a esos ídolos malolientes, y no piensan más que en hacer lo malo. Por eso, quiero que sepan 8 que yo mismo me enfrentaré a ustedes. Yo los eliminaré de mi pueblo, y ese castigo será una lección para todos. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel.
9 ”Pero si algún profeta les da un mensaje falso, será porque así lo quise. Sin embargo, castigaré a ese profeta y lo eliminaré del pueblo. 10 Castigaré al profeta y a quien lo haya consultado. 11 Así los israelitas no volverán a darme la espalda ni seguirán pecando. Entonces serán mi pueblo, y yo seré su Dios. Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi palabra”».
El castigo será inevitable
12 Dios también me dijo:

13 «Al país que peque contra mí, y que una y otra vez me sea infiel, yo lo castigaré duramente. Echaré a perder sus cosechas de trigo, y sufrirá hambre; así acabaré con los habitantes de ese país y con sus animales. 14 Si en ese país vivieran Noé, Daniel y Job, solo ellos se salvarían, pues eran hombres justos. Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi palabra.
15 »También podría yo castigar a ese país enviando bestias salvajes, para que acabaran con sus habitantes. La tierra quedaría sin vida alguna, como un desierto, y nadie se atrevería a pasar por él, por miedo a las bestias salvajes. 16 Pero aun si Noé, Daniel y Job vivieran en ese país, no podrían salvar ni a sus hijos ni a sus hijas. Solo ellos se salvarían, pero el país quedaría totalmente destruido. Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi palabra.
17 »También podría yo castigar a ese país enviando un ejército que lo ataque y acabe con sus habitantes. 18 Pero aun si Noé, Daniel y Job vivieran en ese país, no podrían salvar ni a sus hijos ni a sus hijas. Solo ellos se salvarían. Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi palabra.
19 »También podría yo, en mi enojo, castigar a ese país con graves enfermedades, para acabar con sus habitantes y con todos sus animales. 20 Pero aun si Noé, Daniel y Job vivieran en ese país, no podrían salvar ni a sus hijos ni a sus hijas. Solo ellos se salvarían, pues eran hombres justos. Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi palabra».

21 Dios también me dijo:

«Mi castigo contra Jerusalén será peor cuando envíe contra ella mis cuatro castigos mortales: la guerra, el hambre, las bestias salvajes y las enfermedades. Con estos cuatro castigos destruiré a todos sus habitantes y a sus animales. 22-23 Sin embargo, haré que algunos de ellos queden con vida. Lograrán escapar con sus hijos y sus hijas, y se irán a Babilonia, donde están ustedes. Cuando lleguen allá, ustedes se darán cuenta del comportamiento de ellos, y me darán la razón por haber castigado así a Jerusalén. Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi palabra».