David es proclamado rey de Israel
(1 Cr 11.1-3)
1 Todas las tribus de Israel se reunieron en torno a David en Hebrón, y dijeron:
«Aquí nos tienes. Por nuestro cuerpo corre la misma sangre que por el tuyo.
2 Ya de tiempo atrás, cuando Saúl aún era nuestro rey, tú salías con nuestros hombres a la guerra y regresabas victorioso. Además, el Señor te ha dicho que tú serás el pastor y príncipe de su pueblo Israel.»
3 Fue así como todos los ancianos de Israel se reunieron en Hebrón con el rey David, y en presencia del Señor este hizo un pacto con ellos, y ellos lo ungieron como rey.
4 David tenía treinta años cuando comenzó a reinar, y fue rey durante cuarenta años.
5 En Hebrón fue rey de Judá durante siete años y seis meses, y en Jerusalén fue rey de Israel y Judá durante treinta y tres años.
David conquista la fortaleza de Sión
(1 Cr 11.4-9)
6 El rey salió acompañado de sus soldados, y fue a Jerusalén a pelear contra los jebuseos, que allí vivían. Pero ellos le dijeron a David:
«Tú no entrarás aquí, pues hasta los cojos y los ciegos son capaces de echarte.»
Con eso quisieron decir que David jamás entraría en su ciudad.
7 Sin embargo, David conquistó la fortaleza de Sión, que desde entonces es conocida como «Ciudad de David».
8 Y ese mismo día David dijo:
«Quien quiera matar a los jebuseos, que entre por los canales de agua de la ciudad, y mate también a los cojos y a los ciegos, pues los odio con toda mi alma.»
Desde entonces se dice: «Ni los cojos ni los ciegos pueden entrar en el templo del Señor.»
9 David se quedó a vivir en la fortaleza y le puso por nombre «Ciudad de David», y levantó una muralla alrededor, desde Milo hasta el palacio.
10 Y David fue ganando terreno y haciéndose fuerte, porque contaba con el apoyo del Señor y Dios de los ejércitos.
Jirán envía embajadores a David
(1 Cr 14.1-2)
11 El rey Jirán de Tiro envió embajadores a David, y junto con ellos mandó madera de cedro y carpinteros y canteros, para que construyeran el palacio de David.
12 Con esto David entendió que el Señor lo confirmaba como rey, y que por causa de su pueblo Israel había engrandecido su reino.
Hijos de David en Jerusalén
(1 Cr 3.5-91 14.3-7)
13 Después de que David salió de Hebrón, tomó esposas y concubinas y se estableció en Jerusalén. Con ellas tuvo más hijos e hijas.
14 Los hijos que le nacieron en Jerusalén fueron Samúa, Sobab, Natán, Salomón,
15 Ibejar, Elisúa, Nefeg, Jafía,
16 Elisama, Eliada y Elifelet.
David derrota a los filisteos
(1 Cr 14.8-17)
17 Cuando los filisteos supieron que David había sido coronado rey de Israel, reunieron sus ejércitos y fueron a combatirlo. En cuanto David lo supo, se fue a la fortaleza.
18 Mientras tanto, los filisteos llegaron y se extendieron por el valle de Refayin.
19 Entonces David fue y le preguntó al Señor:
«¿Debo atacar a los filisteos? ¿Los pondrás en mis manos?»
Y el Señor le respondió:
«Ve y atácalos, porque los voy a poner en tus manos.»
20 Entonces David fue a Baal Perasín, y allí los venció. Por eso dijo: «El Señor se abrió paso entre las filas enemigas, como si fuera una corriente impetuosa», y llamó a ese lugar «Baal Perasín.»
21 Como al huir los filisteos, abandonaron a sus ídolos, David ordenó que los juntaran y los quemaran.
22 Pero los filisteos volvieron y acamparon en el valle de Refayin.
23 Entonces David consultó al Señor, y el Señor le dijo:
«No ataques de frente. Rodéalos, y atácalos frente a los árboles de bálsamo.
24 Atácalos cuando oigas sobre las copas de los árboles un ruido como de un ejército en marcha, porque el Señor se pondrá en la vanguardia y herirá de muerte al ejército filisteo.»
25 David hizo lo que el Señor le ordenó, e hirió de muerte a los filisteos desde Geba hasta Guézer.
David, rey de Israel y de Judá
(1 Cr 11.1-3)
1-3 Después de esto, todas las tribus de Israel fueron a Hebrón para hablar con David, y los líderes le dijeron:

«Su Majestad, nosotros somos familiares de usted. Queremos que sea nuestro rey. Aun cuando Saúl era el rey, usted era el verdadero líder de Israel. Ahora se ha cumplido la promesa de Dios, de que usted llegaría a ser nuestro líder y nuestro jefe».

Entonces David hizo un pacto con ellos y puso a Dios como testigo. Por su parte, los líderes de Israel derramaron aceite sobre la cabeza de David y lo declararon su rey.
4-5 David tenía treinta años cuando empezó a reinar. En Hebrón fue rey de Judá durante siete años y medio, y en Jerusalén fue rey de todo Israel y de Judá durante treinta y tres años. Así que su reinado duró cuarenta años.
David conquista Jerusalén
(1 Cr 11.4-9)
6 Después de esto, el rey y sus soldados fueron a atacar a los jebuseos que vivían en Jerusalén. Los jebuseos estaban seguros de que David no podría conquistar la ciudad, así que le dijeron en son de burla: «A esta ciudad no entrarás. Nos bastan los ciegos y los cojos para impedírtelo».
7-9 Pero David les dijo a sus hombres: «¡Ataquen a los jebuseos! ¡Entren por el canal del agua y maten a mis enemigos! ¡Se creen protegidos por los ciegos y los cojos, a quienes odio con toda mi alma!»
De ahí viene el dicho: «Ni los ciegos ni los cojos podrán entrar al templo».
Luego de haber conquistado la fortaleza de Sión, David se quedó a vivir en Jerusalén y la llamó «Ciudad de David». Más tarde construyó alrededor de la ciudad una muralla, la cual iba desde la rampa hasta el palacio.
Un palacio para David
(1 Cr 14.1-2)
10-12 Cada día David tenía más y más poder, pues el Dios todopoderoso lo ayudaba. David sabía que Dios le había dado ese poder, y que lo había hecho rey de Israel por amor a su pueblo.
Hiram, el rey de Tiro, envió gente que sabía construir con madera y piedra. Con ellos envió madera para que le hicieran a David un palacio en Jerusalén.
Otros hijos de David
(1 Cr 3.1-91 14.3-7)
13 David se fue de Hebrón para ir a vivir a Jerusalén. Allí tuvo más esposas. Los hijos que tuvo con ellas fueron:
14 Samúa,
Sobab,
Natán,
Salomón,
15 Ibhar,
Elisúa,
Nefeg,
Jafía,
16 Elisamá,
Eliadá,
Elifélet.
David vence a los filisteos
(1 Cr 14.8-17)
17-19 Cuando los filisteos supieron que David ya era rey de todo Israel, se unieron para atacarlo y fueron al valle de Refaim. Pero David se enteró y se fue a uno de sus refugios. Allí consultó a Dios: «Si salgo a pelear contra los filisteos, ¿me ayudarás a vencerlos?»
Y Dios le contestó: «Claro que sí. Yo te ayudaré a vencerlos».
20-21 Entonces David salió a Baal-perasim, y allí venció a los filisteos. Los filisteos huyeron y dejaron tirados sus ídolos, así que David y sus hombres los recogieron. A ese lugar David lo llamó Baal-perasim, pues dijo: «Dios es fuerte como la corriente de un río, pues me abrió el camino para vencer a mis enemigos».
22 Pero los filisteos volvieron a atacar a David y ocuparon todo el valle de Refaim. 23 David volvió a consultar a Dios, y Dios le respondió:

«No los ataques de frente; rodéalos y atácalos por detrás. Cuando llegues a donde están los árboles de bálsamo, 24 oirás mis pasos en la punta de los árboles. Esa será la señal para que te lances al ataque. Ahí me verás ir delante de ti, y destruir al ejército filisteo».

25 Así lo hizo David, y ese día venció a los filisteos desde Gueba hasta Guézer.