Alianza de Asa con Ben Adad
(1 R 15.16-22)
1 En el año treinta y seis del reinado de Asa, el rey Basá de Israel se lanzó contra Judá y, para impedir que nadie llegara en ayuda del rey Asa de Judá, ni tampoco pudiera huir, fortificó la ciudad de Ramá,
2 Asa sacó entonces el oro y la plata que había en los tesoros del templo del Señor y en el palacio real, y los envió al rey Ben Adad de Siria, que estaba en Damasco, con este mensaje:
3 «Hagamos tú y yo un pacto, como el que hicieron tu padre y el mío. Aquí te envío oro y plata. Ven y rompe el pacto que has hecho con el rey Basá de Israel, para que deje de atacarme.»
4 Ben Adad aceptó la propuesta del rey Asa, y ordenó a los capitanes de sus ejércitos que atacaran las ciudades de Israel. Así conquistaron Iyón, Dan, Abel Mayin y las ciudades de aprovisionamiento de Neftalí.
5 En cuanto Basá supo esto, suspendió las obras de construcción en Ramá.
6 Entonces el rey Asa agrupó a todo Judá para llevarse de Ramá la piedra y la madera con que Basá estaba edificando, y con ese material edificó a Geba y a Mispá.
7 Por esos días el vidente Jananí llegó a ver al rey Asa de Judá, y le dijo:
«Tú, lejos de apoyarte en el Señor tu Dios, has buscado el apoyo del rey de Siria. Por eso el ejército del rey de Siria se te ha escapado de las manos.
8 ¿Acaso los etíopes y los libios no eran un ejército incontable, con carros de guerra y mucha gente de a caballo? Sin embargo, el Señor los puso en tus manos porque te apoyaste en él.
9 Los ojos del Señor están contemplando toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que mantienen hacia él un corazón perfecto. Pero en este caso tú has actuado como un necio. Por eso, de ahora en adelante te verás envuelto en más guerras.»
10 Asa se enojó contra el vidente, y tan grande fue su enojo que lo echó en la cárcel. Por esos días, Asa oprimió también a algunos del pueblo.
Muerte de Asa
(1 R 15.23-24)
11 Los primeros y los últimos hechos de Asa se hallan registrados en el libro de los reyes de Judá y de Israel.
12 En el año treinta y nueve de su reinado, Asa enfermó gravemente de los pies, y en su enfermedad no buscó al Señor, sino a los médicos.
13 Finalmente, Asa descansó entre sus antepasados en el año cuarenta y uno de su reinado,
14 y fue sepultado en los sepulcros que él mismo había mandado construir en la ciudad de David. Lo pusieron en un ataúd, el cual fue llenado de perfumes y diversas especias aromáticas, preparadas por perfumistas expertos, y en su honor se prendió una enorme hoguera.
Guerra entre Asá y Baasá
(1 R 15.16-22)
1 Pero al año siguiente, Baasá, el rey de Israel, fue a atacar a Asá, rey de Judá, y lo primero que hizo fue conquistar la ciudad de Ramá. Enseguida comenzó a convertir a esa ciudad en una fortaleza, y puso en ella soldados, porque desde allí podía impedir que cualquiera entrara o saliera del territorio gobernado por Asá.
2 Entonces Asá tomó toda la plata y el oro que había en los tesoros del templo y del palacio del rey, y se los envió a Ben-hadad, rey de Siria, que vivía en la ciudad de Damasco. Además le envió este mensaje: 3 «Hagamos un pacto tú y yo, como lo hicieron tu padre y el mío. Yo te envío plata y oro a cambio de que rompas el pacto que hiciste con Baasá, para que deje de atacarme».
4 Ben-hadad estuvo de acuerdo y envió a los jefes de su ejército a pelear contra las ciudades de Israel. Así conquistó las ciudades de Iión, Dan, Abel-maim, y todas las ciudades de Neftalí en las que se almacenaban alimentos.
5 Cuando el rey Baasá se enteró de esto, dejó de fortificar Ramá. 6 Entonces el rey Asá le ordenó a todos los de Judá que se llevaran las piedras y la madera que Baasá había usado para fortificar la ciudad de Ramá. Con ese material, el rey Asá fortaleció las ciudades de Gueba y Mispá.
Los pecados de Asá
7-9 Pero en esos días el profeta Hananí fue a hablar con Asá, rey de Judá, y lo reprendió así:

«Nuestro Dios vigila todo el mundo, y siempre está dispuesto a ayudar a quienes lo obedecen y confían en él. Acuérdate de que, gracias a tu confianza en Dios, pudiste derrotar a los etíopes y a los libios, a pesar de que ellos tenían un ejército mucho más poderoso que el tuyo.
»Sin embargo, ahora pusiste tu confianza en el rey de Siria y no en tu Dios; por eso, nunca podrás vencer al ejército sirio. Fuiste muy tonto, y ahora vivirás en guerra toda tu vida».

10 Al oír esto, Asá se enojó tanto contra el profeta que lo encerró en la cárcel. También maltrató con crueldad a varios de los habitantes de la ciudad.
Muerte de Asá
(1 R 15.23-24)
11 La historia de Asá, de principio a fin, está escrita en el libro de la historia de los reyes de Judá y de Israel.
12 A los treinta y nueve años de su reinado, Asá enfermó gravemente de los pies. Sin embargo, tuvo más confianza en los médicos que en la ayuda que Dios podía brindarle.
13 En el año cuarenta y uno de su reinado, Asá murió. 14 Lo pusieron sobre una camilla, con toda clase de perfumes. Luego encendieron en su honor una gran hoguera, y lo enterraron en la tumba que él mismo había mandado hacer en la Ciudad de David, donde estaban enterrados sus antepasados.