¡Ay de los que oprimen a los pobres!
1 ¡Ay de los que aun acostados hacen planes inicuos y maquinan el mal, y en cuanto amanece los ejecutan, porque tienen el poder en la mano!
2 Codician las propiedades de otros, y se las quitan; codician casas, y las toman; oprimen al hombre y a su familia, al hombre y a su heredad.
3 Por lo tanto, así ha dicho el Señor:
«Ya he pensado lanzar contra esta familia una calamidad de la cual no saldrán bien parados. No volverán a andar erguidos, porque ese tiempo será malo.»
4 Cuando llegue el momento, su mal será proverbial, y como lamento les cantarán esta endecha:
«Hemos sido destruidos por completo.
Dios ha cambiado la suerte de nuestro pueblo.
¡Nos ha quitado nuestros campos!
¡Se los ha dado a otros en propiedad!»
5 Así que no habrá quien reparta terrenos por sorteo en la congregación del Señor.
6 Ustedes ordenan a los profetas que no profeticen, y dicen que no tendrán de qué avergonzarse.
7 Ustedes, que dicen ser de la casa de Jacob, preguntan si se ha acortado mi espíritu, y si esta es mi forma de actuar. Pero, ¿acaso mis palabras no hacen bien al que se conduce con rectitud?
8 Ustedes, que ayer eran mi pueblo, hoy se han vuelto mis enemigos. A los que pasan, descaradamente los despojan de sus capas, como si fueran sus adversarios de guerra.
9 A las mujeres de mi pueblo las echan fuera de las casas que son su delicia, y a sus niños les arrebatan para siempre la honra que les di.
10 «¡Vamos, levántense, que este no es un lugar de reposo! ¡Está contaminado y demasiado corrompido!
11 Si alguien viene con espíritu de falsedad, y mentirosamente les dice: “Voy a profetizar acerca del vino y de la sidra”, a gente como esa este pueblo la considera profeta.
12 »Pero ten por seguro, Jacob, que yo te reuniré. Ten por seguro que yo recogeré al resto de Israel. Voy a reunirlos como a las ovejas de Bosra, como a los rebaños en medio de su aprisco, que se alborotan cuando ven mucha gente.
13 El que va abriendo el camino irá al frente de ellos, y una vez abierto el camino pasarán por la puerta y volverán a salir. Yo, el Señor, soy su rey, y marcharé a la cabeza, al frente de ellos.