1 La guerra entre las familias de Saúl y de David fue larga, pero mientras que la familia de David se iba fortaleciendo, la de Saúl se iba debilitando.
Los hijos de David nacidos en Hebrón
(1 Cr 3.1-4)
2 En Hebrón le nacieron hijos a David. Su primogénito fue Amnón, hijo de Ajinoán la jezreelita;
3 el segundo fue Quilab, hijo de Abigaíl, la mujer de Nabal, el de Carmel; el tercero fue Absalón, hijo de Macá, la hija de Talmay, el rey de Gesur;
4 el cuarto fue Adonías, hijo de Jaguit; el quinto fue Sefatías, hijo de Abital;
5 el sexto fue Itreán, hijo de Egla, también mujer de David. Estos fueron los hijos que le nacieron a David en Hebrón.
Abner pacta con David en Hebrón
6 En la guerra que había entre las familias de Saúl y de David, Abner defendía a la familia de Saúl.
7 Como Saúl había tenido una concubina, la cual se llamaba Rispá y era hija de Ayá, un día Isboset increpó a Abner:
«¿Por qué te has acostado con la concubina de mi padre?»
8 Abner se disgustó por el reclamo de Isboset, y le dijo:
«¿Acaso piensas que soy un simple perro, al servicio de Judá? ¿Yo, que he tratado con misericordia a la familia de Saúl, tu padre, y a sus familiares y amigos? ¿Yo, que no te he puesto en las manos de David? ¡Y ahora vienes a reclamarme por andar con esa mujer!
9 Que el Señor me castigue duramente, y más aún, si no hago con David lo que Dios le prometió
10 y pongo en sus manos el reino de Saúl, y lo confirmo como rey de Israel y de Judá, desde Dan hasta Berseba.»
11 Isboset lo escuchó, y no pudo responderle porque le tenía miedo.
12 Entonces Abner envió mensajeros a David para preguntarle:
«¿De quién es el país? Aquí tienes mi mano. Hagamos un pacto, y me comprometo a hacer que todo Israel te reconozca como rey.»
13 Al oír David esta propuesta, respondió:
«Acepto tu propuesta, con una condición: Cuando vengas a verme, trae contigo a Mical, la hija de Saúl. Si no la traes, mejor no vengas.»
14 Después de esto, David mandó a decir a Isboset, el hijo de Saúl, que le devolviera a Mical, porque era su mujer, pues por ella había entregado cien prepucios de los filisteos.
15 Isboset ordenó entonces que fueran a casa de Paltiel hijo de Lais y le quitaran a Mical.
16 Paltiel se fue llorando tras ella, hasta llegar a Bajurín, pero Abner le ordenó que se regresara a su casa y Paltiel obedeció.
17 Luego, Abner habló con los ancianos de Israel y les dijo:
«Hace tiempo que ustedes procuran que David sea el rey de Israel.
18 Háganlo ahora, porque el Señor ha hablado con él y le ha dicho: “Tú serás el instrumento que yo usaré para librar a mi pueblo del poder de los filisteos y de todos sus enemigos.”»
19 Luego fue y habló con los benjaminitas, y después de eso se dirigió a Hebrón para comunicarle a David que el pueblo de Israel y los benjaminitas estaban de acuerdo.
20 Para visitar a David en Hebrón, Abner se hizo acompañar de veinte hombres, y David les ofreció un banquete a todos ellos.
21 Allí Abner le hizo a David esta promesa:
«Me propongo reunir a todo el pueblo de Israel, para que hagan un pacto contigo y tú reines como lo tienes pensado.»
Entonces David despidió a Abner, y este partió en paz.
Joab mata a Abner
22 Después de visitar a David, Abner se marchó de Hebrón muy tranquilo. Mientras tanto, Joab y los hombres de David regresaban del campo de batalla con un gran botín,
23 y al llegar a Hebrón le informaron que Abner hijo de Ner había estado con David y que lo había despedido en paz.
24 Entonces Joab se presentó ante David, y le reclamó:
«Supe que Abner vino a visitarte, y que tú lo has dejado ir. ¿Por qué lo hiciste?
25 Tú bien sabes que él solo ha venido para engañarte y para saber por dónde andas y qué es lo que haces.»
26 En cuanto Joab salió de la presencia de David, sin que David lo supiera mandó un mensaje a Abner, pidiéndole que regresara a Hebrón, aunque Abner ya iba por el pozo de Sira.
27 Cuando Abner volvió, Joab lo llevó aparte, a un lado de la puerta, diciéndole que quería hablar con él en secreto. En realidad, quería vengar la muerte de su hermano Asael, así que le hundió una daga por la quinta costilla, y lo mató.
28 Cuando David lo supo, dijo:
«El Señor es testigo de que mi reino y yo somos inocentes de la muerte de Abner hijo de Ner.
29 ¡Que recaiga un severo castigo sobre Joab y sobre toda la familia de su padre! ¡Que nunca falte en su casa quien padezca flujo de sangre, ni quien sea leproso o inválido, ni quien muera asesinado o sufra de hambre!»
30 Así fue como Joab y su hermano Abisay se vengaron de Abner por haber matado a su hermano Asael durante la batalla de Gabaón.
31 David, por su parte, llamó a Joab y a sus acompañantes, y les dijo:
«Rásguense la ropa y vístanse de cilicio, y guarden luto por la muerte de Abner.»
Y echó a andar, detrás del ataúd.
32 Abner fue sepultado en Hebrón, y el rey y el pueblo lloraron amargamente al lado del sepulcro.
33 Además, el rey honró a Abner al decir:
«¿Por qué, Abner, tuviste que morir como un villano?
34 ¡No tenías las manos atadas, ni los pies encadenados!
¡Caíste traicionado por gente malvada!»
Y el pueblo volvió a llorar junto al sepulcro.
35 Luego, fueron a ver al rey para que comiera algo, pero él dijo:
«Que Dios me castigue, y más aún, si rompo mi promesa de no comer antes de que se ponga el sol.»
36 Cuando el pueblo supo la decisión de David, la celebró, pues todo lo que el rey hacía era del agrado del pueblo.
37 Y ese día el pueblo comprendió que David nada había tenido que ver con la muerte de Abner.
38 Además, David habló con sus hombres y les dijo:
«¿Se dan cuenta de que hoy ha muerto un gran príncipe de Israel?
39 Y yo, aunque me han ungido como rey, reconozco que soy débil y que estos hombres, los hijos de Seruyá, son muy violentos. Que el Señor les dé su merecido a los malvados, como corresponde a su maldad.»