Reinado de Sedequías
(2 R 24.18-202 Cr 36.11-16)
1 Sedequías tenía veintiún años de edad cuando comenzó a reinar, y reinó once años en Jerusalén. Su madre se llamaba Jamutal, hija de Jeremías de Libna.
2 Pero Sedequías hizo lo malo a los ojos del Señor, a la manera de Joacín.
3 Y fue tal la ira del Señor contra Jerusalén y Judá, que los echó de su presencia.
Caída de Jerusalén
(2 R 24.20—25.7Jer 39.1-7)
Y Sedequías se rebeló contra el rey de Babilonia.
4 Por eso, a los diez días del mes décimo del noveno año de su reinado vino el rey Nabucodonosor de Babilonia con todo su ejército, y atacó a Jerusalén. Acamparon contra ella, y por todas partes levantaron baluartes para atacarla.
5 La ciudad estuvo sitiada hasta el undécimo año del rey Sedequías.
6 A los nueve días del mes cuarto, cuando el hambre arreciaba en la ciudad y la gente no tenía ya pan para comer,
7 fue abierta una brecha en la muralla de la ciudad, y todos los soldados se dieron a la fuga. Salieron de la ciudad durante la noche, por la puerta que había entre los dos muros, cerca del jardín del rey. Tomaron el camino del Arabá, mientras los caldeos aún estaban rodeando la ciudad.
8 Entonces el ejército caldeo siguió al rey Sedequías, y lo alcanzó en los llanos de Jericó, pues todo su ejército lo había abandonado.
9 Lo aprehendieron, y lo llevaron ante el rey de Babilonia, que estaba en Ribla, en tierra de Jamat. Allí el rey de Babilonia dictó sentencia contra él.
10 Allí en Ribla el rey de Babilonia mandó degollar a los hijos de Sedequías ante sus propios ojos, lo mismo que a todos los príncipes de Judá.
11 A Sedequías, el rey de Babilonia sólo mandó que le sacaran los ojos y que lo sujetaran con grilletes, después de lo cual hizo que lo llevaran a Babilonia, y lo puso en la cárcel hasta el día en que murió.
Cautiverio de Judá
(2 R 25.8-212 Cr 36.17-21Jer 39.8-10)
12 A los diez días del mes quinto del año diecinueve del reinado de Nabucodonosor de Babilonia, vino a Jerusalén el capitán de la guardia, que se llamaba Nabuzaradán y solía estar delante del rey de Babilonia.
13 Nabuzaradán quemó la casa del Señor y el palacio del rey, y todas las casas de Jerusalén; y le prendió fuego a todo edificio grande.
14 Todo el ejército de los caldeos, que venía con Nabuzaradán, el capitán de la guardia, destruyó todos los muros que rodeaban a Jerusalén.
15 Además, Nabuzaradán hizo que se llevaran cautivos a los pobres del pueblo, a todos los del pueblo que habían quedado en la ciudad, a los desertores que se habían pasado al bando del rey de Babilonia, y a todo el resto del pueblo.
16 A los pobres del país Nabuzaradán los dejó para que sirvieran como viñadores y labradores.
17 Los caldeos hicieron pedazos las columnas de bronce que estaban en la casa del Señor, lo mismo que las bases y el mar de bronce que estaban allí, y todo el bronce se lo llevaron a Babilonia.
18 Se llevaron también los calderos, las palas, las despabiladeras, los tazones, las cucharas, todos los utensilios de bronce con que se ministraba,
19 y los incensarios, tazones, copas, ollas, candeleros, escudillas y tazas. El capitán de la guardia puso aparte lo que era de oro, y lo que era de plata, y se lo llevó.
20 Se llevó también las dos columnas, el mar y los doce bueyes de bronce que estaban debajo de las bases, y que había hecho el rey Salomón para la casa del Señor. El peso de todo este bronce era incalculable.
21 En cuanto a las columnas, cada una de ellas tenía una altura de ocho metros, y estaba rodeada por un cordón de cinco y medio metros; eran huecas, y tenían cinco centímetros de espesor.
22 El capitel de bronce que había sobre ellas tenía una altura de poco más de dos metros, con una red y granadas alrededor del capitel, todo de bronce. La segunda columna con sus granadas era igual.
23 En cada hilera había noventa y seis granadas, aunque todas las que estaban alrededor, sobre la red, eran cien.
24 El capitán de la guardia se llevó también a Seraías, que era el sacerdote principal, a Sofonías, que era el segundo sacerdote, y a tres guardas del atrio.
25 De la ciudad se llevó a un oficial que era capitán de los soldados, a siete de los consejeros íntimos del rey, que estaban en la ciudad, al principal secretario de la milicia, que pasaba revista a los del pueblo que iban a la guerra, y a sesenta hombres del pueblo que se hallaban dentro de la ciudad.
26 Nabuzaradán los tomó y se los llevó al rey de Babilonia, que estaba en Ribla.
27 Allí en Ribla, en tierra de Jamat, el rey de Babilonia los hirió de muerte. Así la gente de Judá fue llevada lejos de su tierra.
28 El pueblo que Nabucodonosor se llevó cautivo es el siguiente:
En el año séptimo de su reinado, se llevó a tres mil veintitrés hombres de Judá.
29 En el año dieciocho de su reinado, se llevó de Jerusalén a ochocientos treinta y dos cautivos.
30 En el año veintitrés de su reinado, Nabuzaradán, el capitán de la guardia, se llevó cautivos a setecientos cuarenta y cinco hombres de Judá.
En total, todos los cautivos fueron cuatro mil seiscientos.
Joaquín es liberado y recibe honores en Babilonia
(2 R 25.27-30)
31 A los veinticinco días del mes duodécimo del año treinta y siete del cautiverio de Joaquín, rey de Judá, es decir, en el primer año del reinado de Evil Merodac de Babilonia, este reivindicó al rey Joaquín de Judá y lo sacó de la cárcel.
32 Solía conversar con él amigablemente, y hasta ordenó que pusieran su trono sobre los tronos de los otros reyes que estaban con él en Babilonia.
33 También ordenó que le cambiaran la ropa de prisionero, y durante todo el resto de su vida Joaquín comía siempre en la mesa del rey.
34 Todos los días de su vida, y hasta el día de su muerte, Joaquín recibía sin falta una ración de parte del rey de Babilonia.
Nabucodonosor destruye a Jerusalén
1 Sedequías comenzó a reinar a los veintiún años. La capital de su reino fue Jerusalén, y su reinado duró once años. Su madre era de Libná, y se llamaba Hamutal hija de Jeremías. 2 Sedequías desobedeció a Dios, al igual que Joacín; 3 por eso Dios se enojó muchísimo con Jerusalén y Judá, y las rechazó.
Después de un tiempo, Sedequías también se puso en contra del rey de Babilonia. 4 El día diez del mes de Tébet, durante el noveno año del reinado de Sedequías, el rey Nabucodonosor fue con todo su ejército para atacar a Jerusalén. Rodeó la ciudad y construyó rampas para atacarla mejor, 5 y se quedó alrededor de la ciudad hasta el año once del reinado de Sedequías.
6 Para el día nueve del mes de Tamuz de ese año, ya no había en Jerusalén nada que comer. 7 Por eso el rey Sedequías y sus soldados hicieron una abertura en la muralla que rodeaba la ciudad. Pasaron por la entrada que estaba entre las dos murallas, junto a los jardines del rey, y esa noche se escaparon. Salieron corriendo por el camino del valle del Jordán. Mientras tanto, los soldados de Babilonia seguían rodeando la ciudad.
8 Pero luego los soldados de Babilonia persiguieron al rey Sedequías, y lo alcanzaron en la llanura de Jericó. Todo su ejército huyó y lo abandonó. 9 Los babilonios atraparon a Sedequías y lo llevaron ante el rey de Babilonia, que estaba en Riblá, en el territorio de Jamat. Allí Nabucodonosor decidió cómo castigar a Sedequías. 10 En primer lugar, mandó que mataran en su presencia a los hijos de Sedequías y a todos los hombres importantes de Judá; 11 y luego mandó que a Sedequías le sacaran los ojos y lo sujetaran con cadenas de bronce. Así fue como se lo llevaron a Babilonia, donde estuvo preso hasta el día en que murió.
12 Nebuzaradán, comandante de la guardia personal del rey y general del ejército de Babilonia, llegó a Jerusalén el día diez del mes de Ab, del año diecinueve del reinado de Nabucodonosor. 13 Nebuzaradán incendió el templo de Dios, el palacio del rey y todas las casas de Jerusalén, en especial las de los líderes más importantes. 14 Luego, los soldados babilonios derribaron todas las murallas que rodeaban a la ciudad de Jerusalén. 15 Finalmente, Nebuzaradán se llevó prisioneros a Babilonia a todos los que habían quedado en la ciudad, incluyendo a los que se habían unido al rey de Babilonia. 16 Sin embargo, dejó a los judíos más pobres para que cultivaran los viñedos y los campos.
17-18 Los babilonios se llevaron todo el bronce que encontraron: el de las columnas del frente del templo, las bases de los recipientes, el gran tanque de agua, las vasijas, las palas, las tijeras, los cucharones y demás utensilios que se usaban en el templo. 19 Nebuzaradán se llevó además objetos de oro y plata, como hornillos y tazones.
20 No fue posible calcular el peso del bronce de las dos columnas, ni el del enorme tanque para el agua ni el de los doce toros que estaban debajo del tanque, ni el de las bases que el rey Salomón había mandado hacer para el templo. 21 Las dos columnas eran iguales, y cada una medía más de ocho metros de altura y tenía una circunferencia de cinco metros y medio. Las columnas eran huecas por dentro, y en la parte superior tenían una cobertura de bronce de siete centímetros de grueso. 22 La parte superior de cada columna tenía un adorno de bronce, que medía más de dos metros, con una hilera de figuras de bronce, 23 una en forma de manzana y otras en forma de cadena. Alrededor de cada columna había labradas unas noventa y seis manzanas, pero por encima de las cadenas había más de cien.
24 Además, Nebuzaradán apresó a Seraías, jefe de los sacerdotes, a Sofonías, sacerdote que le seguía en importancia, y a tres encargados de la vigilancia del templo. 25 En la ciudad apresó también a uno de los capitanes del ejército, a siete consejeros del rey, al oficial encargado de reunir a los soldados, y a otros sesenta hombres. Todos ellos estaban en Jerusalén, 26-27 pero Nebuzaradán se los llevó a Riblá, en el territorio de Hamat, donde Nabucodonosor, rey de Babilonia, ordenó que los mataran. De esta manera, casi todo el pueblo de Judá fue sacado de su país.
28-30 Los prisioneros que Nabucodonosor se llevó a Babilonia fueron un total de 4.600, de la siguiente manera:
A los siete años de su reinado: 3.023 judíos.
A los dieciocho años de su reinado: 832 habitantes de Jerusalén.
A los veintitrés años de su reinado: 745 judíos, que se llevó Nebuzaradán, el capitán de su guardia.
El rey Joaquín es liberado
31 Joaquín tenía ya treinta y siete años viviendo en Babilonia, cuando Evil-merodac comenzó a reinar sobre ese país. El día veinticinco del mes de Adar de ese año, Evil-merodac sacó de la cárcel a Joaquín. 32 Lo trató bien y le dio un lugar de importancia entre los otros reyes que estaban con él en Babilonia. 33 Así que Joaquín dejó de usar su ropa de prisionero, y el resto de su vida comió con el rey. 34 Además, todos los días recibía dinero para sus gastos personales. Joaquín disfrutó de este privilegio hasta el día de su muerte.