El castigo del monstruo del mar
1 Isaías dijo:

«Los enemigos de Israel
son como un monstruo del mar,
y escurridizos como serpientes,
pero Dios empuñará su espada,
grande y poderosa,
y los destruirá».
El canto a Israel
2 Cuando llegue el castigo de nuestros enemigos, Dios dirá:

«Canten una canción a Israel.
3 Yo la cuido y la protejo;
día y noche le brindo protección
para que nadie le haga daño.
4 Ya no estoy enojado con ella;
todavía hay algunos rebeldes,
pero yo los sacaré de allí.
5 Si Israel quiere que yo la proteja,
deberá reconciliarse conmigo;
¡tendrá que hacer las paces!»
Israel quedará libre de sus pecados
6 Isaías dijo:

«En el futuro
el pueblo de Israel prosperará
y poblará el mundo.
7-8 Dios no ha castigado a Israel
como castigó a sus enemigos;
es verdad que los castigó
expulsándolos de su país
y mandándolos a tierras lejanas,
pero no los destruyó
como destruyó a sus asesinos.

9 »Dios perdonará a los israelitas
siempre y cuando ellos destruyan
esos despreciables altares
donde adoran a otros dioses.

10-11 »Pero los habitantes de Samaria
son un pueblo sin inteligencia,
y Dios, su creador,
ya no les tiene compasión.
Por eso su ciudad fortificada
ha quedado abandonada y solitaria;
allí solo pasta el ganado,
los animales se comen las ramas
y luego se echan a dormir.
Las ramas se quiebran al secarse,
y las mujeres hacen fuego con ellas.
Los israelitas vuelven a su patria
12 »Cuando Dios perdone a Israel,
hará que tiemble la tierra
desde el río Éufrates
hasta el río de Egipto;
pero a ustedes los israelitas
los juntará uno por uno,
como junta el campesino las espigas.
13 Ese día sonará la gran trompeta.
Todos los que estaban prisioneros
en el país de Asiria
y en el país de Egipto,
vendrán para adorar a Dios
en la santa ciudad de Jerusalén».