Confía en Él sin reservas

Confía

Vivo en Oklahoma, donde el clima cambia de manera rápida y drástica. Un año, un día de marzo tuvimos el día de primavera más bello y soleado y una temperatura de 28 °C. Al día siguiente, nevó casi 8 centímetros. Por más drástico que parezca el cambio, nada se compara con la época de tornados, las tormentas parecen arremolinarse de la nada.
Así es la vida.

Hablé recientemente en un partido de fútbol de mi hijo con una mujer que ha estado batallando con su salud. Me contaba cómo era cercana a Dios hace algunos años y solía estar muy involucrada con nuestra iglesia, pero cuando comenzó a pasar por algunas pruebas verdaderas, se cuestionó porqué Dios las permitía. Resistía sus lágrimas mientras decía: ”¿Cómo puedo adorar a un Dios en el cual no puedo confiar?”

¿Confiamos en que Dios es bueno incluso cuando la vida no lo es?

La pregunta de esta mujer da en el blanco de una de las más grandes decisiones de la vida: ¿Confiamos en que Dios es bueno incluso cuando la vida no lo es? Nuestra respuesta al dolor y a los retos determina nuestro futuro.

Por su misma naturaleza, la fe requiere confiar en algo (o alguien) que no siempre es predecible o comprensible por los estándares humanos. Si somos sinceros, la mayoría queremos pruebas irrefutables de la presencia bondadosa de Dios.

Esto no es nuevo. ¿Recuerdas que Tomás dudó? Luego de que Jesús murió en la cruz y resucitó de la muerte, él dijo que no creería a menos que tuviera una prueba. En lugar de enojarse y desecharlo por su falta de fe, Jesús le mostró con gentileza sus manos perforadas por los clavos.

¿Recuerdas a los discípulos en la tormenta? Se desató una fuerte tormenta y las olas azotaban la barca, tanto que ya comenzaba a inundarse (Marcos 4:37). En medio de la tormenta, los discípulos no estaban solos. Marcos nos recuerda que Jesús estaba en la popa de la barca durmiendo.

Con Jesús en tu barca, las tormentas pueden sacudirte, pero no te hundirás.

Algunos como tú y yo, la mujer del partido de fútbol, Tomás y los discípulos tendemos a pensar que no pasaríamos por una tormenta si Dios realmente estuviera con nosotros, pero en realidad no es así. Con Jesús en tu barca, las tormentas pueden sacudirte, pero no te hundirás. Él está contigo, tanto en la llovizna de primavera como en el peor tornado.

Él no sólo está contigo, sino que está para ti. Y si Él está para ti, ¿quién puede estar en tu contra? Confía a Dios lo que te esté reprimiendo, confíale tu futuro esposo/esposa, tus hijos, tu profesión, tu salud, tus finanzas.
¡Confía en Él sin reservas!

¡Y punto!

Ora
Padre Celestial, te confío lo que comenzaré y lo que detendré. Te confío el lugar en que me quedaré y adonde iré. Confío en Ti lo suficiente para dar mi vida para servir y conectar con las personas y confío en que estás presente y con propósito en medio de las tormentas de mi vida. Gracias por estar conmigo guiando mis pasos y dándome dirección Divina. Amén.

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Lecturas bíblicas sugeridas
Juan 20.24-29
Marcos 4.35-41
Josué 1.9
Romanos 8.31
Mateo 6.25-33
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Plan devocional basado en el libro Dirección Divina, del Pr Craig Groeschel, disponible en YouVersion.