La vida en los tiempos de La Biblia | Nacimiento y cuidado de los hijos

Nacimiento y cuidado de los niños.

Había entre las esposas judías el anhelo universal y alegría en la esperanza de tener hijos. El anhelo se expresaba en las palabras de Raquel a Jacob, «Dame hijos, o si no, me muero» (Génesis 30:1). El Señor había dicho originalmente a Adán y Eva, «Quiero que se reproduzcan, quiero que se multipliquen, quiero que llenen la tierra y la pongan bajo su dominio» (Génesis 1:28). Y la promesa a Abrahán era, «También voy a hacer que tengas muchos descendientes. Y así como nadie puede contar el polvo de la tierra, tampoco nadie podrá contarlos a ellos» (Génesis 13:16). La ley de Dios enseñaba que los niños eran una señal de la bendición de Dios: «Bendito el fruto de tu vientre» (Deuteronomio 28:4). El salmista nos pinta a un hombre bendecido por Dios, al decir: «Tu esposa tendrá muchos hijos. ¡Parecerá un racimo de uvas!» (Salmo 128:3). La esterilidad en el matrimonio se consideraba como una visitación divina de maldición. La esterilidad de Ana fue porque «Dios no le permitía tener hijos» (1 Samuel 1:5). El tener un hijo después de mucho tiempo de esterilidad, como en el caso de Elizabeth, quiere decir que el Señor había quitado su afrenta entre los hombres (Lucas 1:25).